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Ácidos de UVA

Las civilizaciones más antiguas, incluida la civilización egipcia, aprendiendo acerca de los beneficios que las uvas proporcionaban a los seres humanos y las aprovecharon al máximo. Hoy, miles de años después, somos más conscientes que nunca de las excelentes propiedades de estos alimentos, especialmente cuando reciben un procedimiento de extracción de la presión en frío […]
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Las civilizaciones más antiguas, incluida la civilización egipcia, aprendiendo acerca de los beneficios que las uvas proporcionaban a los seres humanos y las aprovecharon al máximo. Hoy, miles de años después, somos más conscientes que nunca de las excelentes propiedades de estos alimentos, especialmente cuando reciben un procedimiento de extracción de la presión en frío que convierte sus semillas en un aceite de semilla de la uva con magníficos beneficios para la salud de la piel. Son los llamados ácidos de uva.

Ácido de UVA

En Isseimi estamos dispuestos a mostrarte todos los entresijos de la cosmética natural. Por eso ya hablamos en otros de nuestros artículos del aceite kójico o del aceite de chía. En ese sentido, hoy queremos ampliar la sección con los ácidos de uva, un ingrediente que, a diferencia de muchos otros, posee una cualidad clave a la hora de utilizarlo en cosmética: su composición lo hace perfecto para cualquier variedad de piel, incluidas las pieles sensibles, las pieles grasas o las pieles mixtas. Es un ingrediente marcadamente versátil.

En concreto, los ácidos de uva poseen una naturaleza no comedogénica. Es decir: su aplicación en las pieles no obstruye los poros de las mismas, permitiéndolos respirar libremente y favoreciendo que no aparezcan y florezcan los puntos negros y otras imperfecciones de la piel. La pregunta es: ¿Qué beneficios concretos nos puede proporcionar el ácido de la uva? En el siguiente apartado lo analizaremos detalladamente porque hay muchísimo en lo que profundizar. A fin de cuentas, son muchos los nutrientes que contiene.

Ácidos de UVA

Comenzando por los ácidos grasos. Así, los ácidos de uva contienen linoleico, un ácido graso poliinsaturado que nuestro cuerpo necesita para sobrevivir pero que no es capaz de producir por sí mismo. Interviene con carácter decisivo en el metabolismo de las personas. Además este aceite de las semillas de la uva también se caracteriza por contener sustancias como los fitosteroles, los fosfolípidos o la vitamina E, todos ellos claves en la protección y la reparación de nuestra piel. No es extraño que su uso cosmético esté al alza.

En concreto, los ácidos de uva tienen la capacidad de regenerar las capas dañadas de la piel, reforzando de manera óptima la barrera de la epidermis. Esto, además de producir reparación, genera una mejora en una de las funciones orgánicas más importantes de nuestra piel: la hidratación. Por supuesto, la hidratación nos proporciona muchos beneficios adicionales, como el retraso en la aparición de los síntomas de la edad. Tal y como puedes ver, los ácidos de la uva tienen muchísimo que ofrecernos en el apartado cosmético.

Ácidos de UVA para la piel

¿Qué más? Pues los ácidos de la uva también poseen propiedades antioxidantes. Además de combatir esos radicales libres que tanto dañan nuestras células, los ácidos de la uva también nos protegen de los rayos del sol y de otros agentes ambientales. Ah, y no podemos olvidar que su alto contenido en ácidos grados como el ácido graso omega 6 o el ácido graso omega 9 favorecen la síntesis de colágeno y elastina en nuestra piel, lo que sin duda repercute muy positivamente en el estado estético y la salud de la misma.

Como explicábamos antes, los laboratorios fabricantes de cosméticos explotamos los beneficios del ácido de la uva en nuestro favor a la hora de desarrollar productos cosméticos. Pero también puede encontrarse en el mercado tal cual. En esos casos, basta con aplicar los ácidos de uva directamente sobre la piel. Ya lo dijimos antes: el aceite de semilla de uva no irrita ni perjudica ningún tipo de piel, por lo que podemos utilizarlo sin miedo. ¿Lo ideal? Entre una y dos veces por semana, en función de si tenemos piel grasa o seca.