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Existen dos tipos de saunas que son altamente beneficiosas para nuestra piel, la de después de hacer un ejercicio físico intenso en el que hayamos sudado muchísimo y también la sauna en seco. Esta última todo un rito desestresante que se llevan a casa los nórdicos (Finlandia, sobre todo) en la que invierten 15 minutos diarios para quitarse cualquier dolor que sufran en los músculos o huesos, también como forma de meditación ya que estar en completo silencio ayuda a tu mente a relajarse.
En nuestra sociedad y muchos gimnasios tienes la opción de meterte justo después de hacer ejercicio. Es verdad que a algunos puede preocuparle la bajada de tensión, pero nada más lejos, esta sesión de 15 minutos después de un ejercicio físico intenso lo que hará es terminar de eliminar toxinas incluidas las de alcohol y tabaco, deja tu mente en meditación y relajada y al salir la piel como la seda. Después la ducha que revitalizará tu piel en todo el cuerpo y sobre todo en tu rostro donde después es recomendable aplicar una crema hidrante que sirva de barrera contra posible contaminación por polución regenerando tu piel, además de un Sérum potente.
Si bien, los expertos dermatólogos aseguran que es mejor entrar en la sauna con la piel limpia, intercalando una ducha templada que ayude a barrer la suciedad y permita arrastrar con el sudor todas las toxinas acumuladas, con la piel limpia hay menos obstrucción de poros, facilitando una desintoxicación de la piel mucho mayor. Si además quieres potenciar este baño de vapor, un buen exfoliante después de la sauna eliminará más fácilmente y en profundidad las impurezas del poro dilatado, mejorando notablemente la limpieza de nuestra piel.