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La cosmética está llena de ingredientes mágicos que prometen milagros para la piel y el cabello. Pero, de todos ellos, la manteca de karité es uno que realmente cumple sus promesas.
La manteca de karité es una grasa natural que se extrae del núcleo de la nuez del árbol de karité (Vitellaria paradoxa), originario de África. Esta sustancia, densa y cremosa, ha sido utilizada durante siglos por las mujeres africanas para proteger y nutrir su piel y cabello.
Como te mencionábamos, el árbol de karité es originario de África, y crece principalmente en países del oeste y centro del continente, como Ghana, Burkina Faso y Mali. Estos árboles pueden vivir hasta 300 años y su fruto, similar a una nuez, contiene la preciada manteca que ha sido un secreto de belleza en África durante generaciones.
La manteca de karité pura tiene un olor distintivo, que algunos describen como terroso o a nuez. Sin embargo, este aroma puede variar dependiendo del método de extracción y procesamiento. A menudo, en productos cosméticos, este olor se combina o se minimiza con otros ingredientes o fragancias.
Esta maravilla natural es rica en vitaminas y minerales. Pero, ¿qué hace que la manteca de karité sea tan especial?
Es profundamente hidratante gracias a su alto contenido en ácidos grasos. Penetra en las capas más profundas de la piel, asegurando una hidratación duradera y evitando la pérdida de agua.
Rica en vitaminas A y E, la manteca de karité combate los radicales libres que provocan el envejecimiento prematuro de la piel.
Gracias a su contenido en ácido cinámico, tiene propiedades antiinflamatorias, ideales para pieles sensibles o irritadas.
Promueve la producción de colágeno, fundamental para mantener la piel joven, elástica y radiante.
Actúa como una barrera protectora contra agentes externos como el sol, el viento o la contaminación.
Ayuda en la curación de pequeñas heridas o grietas en la piel.
Sus propiedades emolientes y suavizantes la hacen perfecta para masajes y para aliviar tensiones musculares.
La manteca de karité no solo es fantástica para la piel, sino también para el pelo. Aporta hidratación profunda, controla el frizz, protege contra el calor y repara las puntas abiertas. Ideal para cabellos secos, dañados o rizados. Por eso, este compuesto se ha convertido en un imprescindible en los productos de cuidado del cabello.
¡Por supuesto que sí! Es un hidratante potente, pero no comedogénico, lo que significa que no obstruye los poros. Ayuda a suavizar líneas de expresión, protege contra factores externos y es adecuada incluso para pieles sensibles.
El uso de la manteca de karité dependerá de tus necesidades:
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