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Últimamente no es raro ver avisos por contaminación en las grandes ciudades. Seguro que no te sorprende saber qué esa contaminación tiene un efecto negativo sobre tu piel pero, ¿cuál?
Cuando hablamos de contaminación ambiental nos referimos al llamado smog, una nube baja formada de dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre ciudades o núcleos industriales. La famosa “boina” que se puede observar cubriendo Madrid es el mejor ejemplo de smog.
El ozono de la troposfera queda atrapado en el smog y cuando interacciona con los rayos del sol se descompone en radicales libres. Los radicales libres son culpables del envejecimiento prematuro.
Los radicales libres literalmente “roban” oxigeno. El resultado de este robo en la piel son signos de envejecimiento, como arrugas y pérdida de elasticidad en la piel. Si una persona ya tiene la piel madura, será más susceptible a altas concentraciones de contaminación porque la capacidad para combatir los radicales libres disminuye a medida que envejece.
El daño de la piel por el smog no se detiene con el envejecimiento prematuro. Si vives en un ambiente donde el aire está contaminado, el riesgo de contraer el tipo más común de eczema puede aumentar. De hecho, las reacciones a los contaminantes en el smog pueden ser un factor importante en el tipo de afecciones de la piel, como erupciones o acné.
Además, el smog provoca sequedad. Una marca cosmética china descubrió que las mujeres que viven en zonas más contaminadas sufren mayor deshidratación.
Los daños del smog van más allá de la piel. Cuando absorbemos los contaminantes del ambiente todo nuestro cuerpo puede sufrir las consecuencias. Si entran al cuerpo, los radicales libres destruyen las paredes de las células. De hecho, varias enfermedades, como el cáncer, el Alzheimer y el Parkinson, se han relacionado con el daño de los radicales libres.
Si no puedes irte a vivir al campo, no te preocupes, hay forma de luchar contra los estragos de la contaminación.
Pon en marcha una buena rutina de cuidado de la piel, que incluya el uso de crema hidratante y protector solar (Ya te explicamos por qué usar protector solar en invierno). Además, los dermatólogos sugieren el uso de barreras para la piel, como el aloe vera, o productos que contienen antioxidantes.
Por otro lado, cuanto más tiempo puedas pasar en la naturaleza y respirando aire saludable, mejo.