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La piel de las manos es muy similar a la del resto del cuerpo, pero su uso y desgaste continúo, agravado porque están totalmente desprotegidas al no encontrarse casi nunca cubiertas, la convierten en una dermis expuesta a muchas dolencias. Por eso, hay que cuidar y prestar atención a esta zona.
Durante el invierno, es frecuente la aparición de estrías o grietas en las manos, pequeñas irritaciones causadas por el frió intenso. Aunque normalmente aparecen como pequeñas fisuras sin gran profundidad, en la zona de los dedos, en épocas de gran frío, pueden sangrar. Además, el dolor puede ser muy grave cuando se exponen al contacto de productos fuertes, como los de limpieza, o simplemente por el roce.
La dermis es la barrera principal de protección de nuestro organismo. Sin embargo, las manos pueden ser las zonas más sensibles por su falta de protección. De esta forma, muchas personas pueden tener las manos muy sensibles, lo que significaría que su barrera en esa zona es mucho más fina. La zona más común en la que aparecen estas estrías es en el dorso, ya que no contiene glándulas sebáceas y contribuye a que se estropee de forma más rápida.
La principal razón en los casos en los que se presentan manos secas es el clima. El invierno y el frío son uno de los principales motivos, pero los cambios bruscos que pueden producirse por la calefacción o el aire acondicionado, también propician estas dolencias. Si, además de frío, el ambiente presenta una gran concentración de humedad, la piel se seca de forma más rápida. Por lo tanto, las bajas temperaturas, la humedad y los cambios bruscos son los principales causantes de la sequedad en las manos.
También es común que se presenten estas dolencias si las manos se lavan muy a menudo. Aunque solamente sea con agua, contribuimos a ello. Por supuesto, en el caso de contacto con detergentes o productos de limpieza fuertes, el proceso se verá acrecentado de forma increíble. El contacto de la piel con cualquier clase de químicos que sean demasiado agresivos es negativo para la dermis.
Además, en muchas profesiones se mantiene un contacto diario con ciertos elementos que pueden aumentar la sequedad de las manos o aumentar su desgaste sin la protección adecuada. El polvo, la tierra o el cemento son causantes de alteraciones en la capa lípida de las manos, lo que estropea su seguridad y la expone a posibles irritaciones. Por último, hay ciertos fármacos recomendados para problemas crónicos pueden generar este desgaste también. En Isseimi como fabricante de cosméticos, te recomendamos que eches un vistazo a nuestra sección de cremas hidratantes para que tu piel luzca mucho más sana.
El mejor remedio es una buena prevención. Por eso, es importante tratar de proteger las manos en la medida de lo posible. Hay muchas actividades cotidianas que exponen a las manos a un gran desgaste cuando los guantes pueden cuidar de esta zona cada vez que se expongan a productos que pueden irritarlas (como al lavar los platos, por ejemplo).
Al lavar las manos siempre es mejor que el agua este fresquita. El agua caliente contribuye también a la eliminación de la capa lípida y provoca mayor sequedad. Además, se deben secar bien con una toalla, ya que no es recomendable dejarlas secar con el aire. A la hora de escoger el jabón hay que optar por productos respetuosos con la piel y evitar el alcohol y los detergentes o ácidos (como el limón). Las manos secas necesitan una buena hidratación, por eso hay que escoger una con alto contenido en lípidos. Además, su uso debe ser regular, aplicándose varias veces al día, preferiblemente tras cada lavado. También hay que extender el producto por las uñas porque se secan igual que las manos. Si las heridas son muy graves, el dolor es muy intenso o sangran por su profundidad, se debe acudir al dermatólogo para un estudio detallado y personalizado.